EL HUESO DEL DÁTIL, CUENTO NAVIDEÑO

Estos días de navidad, cuando visitamos los distintos belenes instalados en muchísimos lugares siempre encontramos, dentro de la narrativa belenística, el pasaje de la "Huida a Egipto". La Sagrada Familia casi siempre en un paisaje desértico con palmeras de fondo, alguna pirámide que otra e incluso, los mas detallistas, con tropas del Faraón merodeando por allí. Pero lo que nunca falta es la palmera. Siempre hay palmeras en ese pasaje de nuestros belenes. 

En el Nuevo Testamento, en el evangelio de San Mateo (Mt 2.13) se narra de manera muy amena como un ángel se aparece en sueños a José y le ordena que huya a EGIPTO junto con la Virgen María y el Niño Jesús pues, el rey Herodes, los estaba buscando para matar al Niño. Lo que propiciaría la matanza de los llamados "inocentes". José obedeció al ángel y se puso en camino huyendo hacia aquellas tierras. Muerto Herodes, el mismo mensajero divino, se aparece de nuevo a José para decirle que puede volver con la familia que ya ha pasado el peligro. El propio evangelista, San Mateo, ve en este episodio el cumplimento de una profecía del Antiguo Testamento, concretamente del profeta Oseas "De las tierras de Egipto llamé a mi hijo"...... Pues bien este pasaje evangélico, como dije antes, se representa en todos los "belenes" que estos días se han colocado en mil escenarios para conmemorar el sagrado misterio del nacimiento de Jesús de Nazaret.  Hasta aquí la historia que da pie al relato. 
Ahora paso a contaros un cuento o leyenda que estuvo muy extendida pero que, hoy, se ha perdido de la memoria colectiva.

EL HUESO DEL DÁTIL

Como en su día tuve la suerte de que me contaran, esta hermosa leyenda, os la cuento también a vosotros para intentar que no se pierda y que como un sencillo cuento de navidad quede en la memoria colectiva.
Fue, lo recuerdo, una tarde de navidad en mi infancia perdida para siempre, a la luz de la lumbre en una cocina de leña y en mi querida Archena donde tantas navidades pasé durante mi infancia. Estábamos juntos, como siempre también, los primos con nuestros padres, tíos y abuelos después de la comida  tradicional del Día de Navidad. 
Fue entonces cuando una tía de mi padre llamó nuestra atención enseñándonos un dátil de los que, minutos antes, había estado en la mesa junto a higos secos, avellanas, castañas y nueces. Cogió ese dátil, mordió su carne y sacó el hueso limpiamente para enseñárnoslo a nosotros. 

Mirad, dijo, ¿veis esa "O" que lleva el hueso en el centro? 
(si tenéis curiosidad, haced lo mismo y veréis una hendidura en el centro del hueso como un pequeño circulito) 
Claro que la vemos, dijimos los chiquillos. Es una "O", corroboramos.
¿Y sabéis porque tienen los dátiles esa "O"?
Como le dijimos que no, ella, nos contó esta hermosa leyenda:

"Huían san Jose, la Virgen María y el Niño Jesús del Rey Herodes que quería matar al Niño. Un ángel les había dicho que se fueran a Egipto que allí estarían a salvo. Y San José, que era el papá del Niño, cogió lo poco que tenían lo puso todo en la burra y se fueron huyendo. Y cuando ya iban a llegar a Egipto, los romanos de Herodes, los seguían y los descubrieron. Entonces se escondieron debajo de una palmera y cuando aquellos hombres malos iban a coger al Niño Jesús, la Virgen María muy asustada dijo "O palmera, cúbrenos" y la palmera entonces se encogió tanto que hizo como una cueva para que San José, la Virgen, el Niño e incluso la burrica se quedaran debajo de sus ramas y los soldados malos no los descubrieran. Así se salvaron.
Entonces Dios, en agradecimiento a lo que había hecho la palmerica aquella, les grabó para siempre en el hueso del dátil la "O" de la Virgen y que nunca olviden los hombres que salvó a su hijo. Así que siempre que os comáis un datilico mirad el hueso y veréis la "O" que le grabó Dios en agradecimiento por lo que hizo aquella palmera camino de Egipto. 

Viejas, entrañables y queridas leyendas de esta Murcia nuestra que, en la mayoría de los casos, se han perdido para siempre pues eran cuentos e historias de transmisión oral que, por desgracia, se han perdido o van camino de hacerlo. 
Esta tarde visitando un "belén",  al ver el grupo de la "Huida a Egipto", me he acordado de aquella leyenda que nos contó una adorable mujer, tía de mi padre, una tarde de Navidad en Archena







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