AQUELLOS PRIMEROS DE MAYO ....

Durante mi infancia y juventud, mediados los sesenta y los setenta, este primero de mayo era el día en el que en España se celebraba el "día del trabajo",  faltaría mas, pero se hacía bajo la curiosa advocación de un "santo" que el Regimen se inventó, la Iglesia permitió y bendijo, y la sociedad aceptó sin mas remedio.
Hoy se celebraba "San Jose Artesano", agarreme usted la mosca por el rabo, que era el santo protector de los trabajadores que, por cierto, el Regimen no los llamaba así por las connotaciones que pudiera tener el adjetivo con las revueltas sociales y los derechos de todos y cada uno. En aquellos años, el trabajador, no era tal sino que se le llamaba "productor". De ahí que existiera "el día del productor" con descuentos en los cines. El carnet de "productor" con ventajas en los economatos y una serie de inventos similares que ocultaran, por supuesto, el verdadero sentido que tenía la palabra desterrada del diccionario. "Trabajador u obrero". En España, mas chulos que un ocho, eran "productores".
Pero dejemos las divagaciones y pasemos a centrarnos en la festividad del uno de mayo.


Tal día como hoy, la Iglesia, celebraba la festividad de "San Jose Artesano" con lo cual, nunca lo tuve claro, no se si se reincidía en la cualidad trabajadora del esposo de María pues de todos es sabido que el santo era "carpintero" y por tanto "artesano" o si por el contrario se subía a los altares a otro "José" que se dedicó durante su vida en santidad al hermoso trabajo de la "artesanía". Esto nunca quedó claro. 
De  una u otra manera el "esperpento" nacional estaba servido. San José Artesano. Nada mas y nada menos. Todo esfuerzo era poco para quitar, de la conciencia colectiva, el verdadero sentido del uno de mayo y la lucha obrera. Aparte, lógicamente, de estar terminante prohibidas todo tipo de manifestaciónes que no fueran las que el llamado "Sindicato Vertical" (la CNS) organizaba en todas las capitales de provincia y que tenían su colofón, al caer la tarde, en la gran demostración sindical del estadio Santiago Bernabeu a donde acudían representación de todas las provincias de aquella España llevando, como embajada cultural, sus mejores representaciones. Eso sí pomposamente se le conocía como la "Gran manifestacion del uno de mayo y demostración sindical". Faltaría mas.
Ni que decir tiene que, aquel evento, era retransmitido a toda la nación por TVE y como no había mas canales ni otros entretenimientos en aquellas tardes de sopor pre-veraniego, se lo "tragaba" toda la familia reunida ante el televisor, aquellos que teniamos la suerte de tenerlo, para ver esa "Demostración Sindical" que enorgullecía, aun mas, el honor patrio. Para eso inauguró Franco la tele. ¿Para que sino? Una maquina propangistica de consencuencias extraordinarias.


Acudían, al estadio madrileño, jóvenes atletas, grupos de coros y danzas de Educacion y Descanso y Sección Femenina, grandes empresas y fábricas, como la Pegaso, que habían formado grupos de trabajadores para realizar números ginnasticos e incluso asociaciones relacionadas con la Iglesia. Todo era poco para demostrar al mundo que, aquella España en blanco y negro, estaba lo suficientemente preparada y modernizada para "competir" con aquellas otras demostraciones de trabajadores que, la prensa nunca comentaba, pero que se filtraban por mil conductos para hacernos saber a todos nosotros que mientras en España se hacía gimnasia en el Bernabeu, en el resto del continente, se luchaba por los derechos de los trabajadores. Aquí cada cual a lo suyo. Pero para eso España, nuestra España, era solo "una" muy, muy "grande" y por supuesto "libre". Faltaría mas. 


En Murcia, en ella estamos, las mañanas de aquel dia primero de mayo también se realizaba la oportuna "demostracion sindical". Mas humilde, por supuesto, que la de Madrid pero también como aquella con todas las connotaciones del Regimen y sus sacrosantos mandamientos. Aquí, el lugar elegido, era el Valle (zona del llamado Valle Perdido) Alli se reunían las familias en torno al frito de conejo con tomate, los filetes empanados o la socorrida tortilla de patatas (tampoco estaba la despensa familiar para muchas alegrías) y se citaban compañeros de la fábrica y la empresa, con los jefes a la cabeza, para disfrutar del sol y la luz de la primavera murciana. Toda la familia reunida en torno a la "Fiesta del Trabajo" en el Valle. Las mujeres hablando de sus cosas por un lado y los hombres, por el otro, tambien charlando como no podía ser de otra manera. Los niños a lo nuestro que era correr como locos en aquel paraje idílico o bien darle patadas a un viejo balón de cuero completamente gastado por el uso. Pero no había mas.
Por supuesto no estaba exento, aquel acto, de la presencia de grupos folclóricos, gimnastas y asociaciones musicales como la que por la tarde veríamos, irremediablemente, por televisión. 


En aquellos años, incluso, recuerdo como si fuera hoy mismo como los "productores" tenían que llevar su carnet de afiliados a la CNS, era obligatorio, y se le ponían unos sellos que dieran fe que aquel señor era fiel cumplidor con la Patria y había acudido con su familia a vivir, con alegría, la fiesta de San Jose Obrero junto a los compañeros del trabajo. Era, como comprenderá el lector, una forma mas de "control" para saber en todo momento de que pie cojeaba el personal.
No le extrañe a nadie esta medida pues, lo recuerdo como si fuera hoy mismo, mi padre cuando tuvo que votar las escasas veces que se hizo bajo el Regimen de Franco, tenía que pedir un justificante que, mas tarde, presentaba ante sus superiores e incluso en aquel Sindicato Vertical. Aquel certificado de haber acudido a votar, insisto, las escasas veces que el Regimen hizo la pantomima democrática era la muestra que esa persona participaba en el desarrollo de España. Al  menos así se decía entonces.
Pues bien, igual que aquellos certificados, eran los "sellos" de asistencia a la fiesta del Valle para que todo el mundo comprobara donde fuera menester que aquella persona era de "ley y orden" y que celebraba la festividad del "santo artesano" con toda su familia bajo los pinos de la sierra murciana. 


Hoy todo esto puede parecer, para quien no lo viviera, un cuento de "ciencia ficcion" o licencias de este humilde "contador de historias", pero nada mas lejos de la realidad. En aquellos días, el Regimen del Pardo, se "inventó" un santo que añadieron sin pudor al calendario católico para conmemorar, no sabemos todavía quien era, si la labor "artesana" del carpintero de Nazaret o si se trataba de otro artesano muerto en olor de santidad y que también se llamaba José. Nadie lo aclaró jamás.
De una u otra manera aquello era un verdadero esperpento, de los muchos que se hicieron, pues para ocultar la fecha del primero de mayo y huir de toda connotación reivindicativa o sospechosa de subversión, se "cristianizó" una fiesta del calendario para honrar a un santo que nunca supimos realmente quien fue ni que meritos tuvo para subir a los altares del "Nacional Catolicismo" 

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