Tras un largo paréntesis vuelvo a retomar la actividad en este blog "Cajines y Albares" que un buen día cree con el único propósito de expresar, públicamente,  mis pensamientos y sentimientos sobre mil cosas que suceden a nuestro alrededor y que conforman nuestro día a día. El único objeto que me mueve, una vez más, a enfrentarme a las páginas en blanco es no perder el contacto, o mejor, recuperar el contacto con todos aquellos que en su momento me seguían y tenían la amabilidad de leerme. Gracias a todos 


CARTAGENA ENAMORA 

Celebran, estos días, en la "Trimilenaria" unas fiestas únicas en todo el Mediterráneo y que las hacen distintas a todas las demás. La ciudad se transforma en la mítica Cartago escenario de las guerras Púnicas cuando Aníbal, el todopoderoso caudillos cartaginés, y Publio Cornelio Escipión, invicto general romano, andaban en continuas disputas por defender uno y apoderarse el otro de la principal ciudad cartaginesa en la vieja Hispania. 


Sin duda alguna estas fiestas, declaradas de Interés Turístico Internacional en el año 2017, constituyen por si solas una excusa perfecta para visitar la ciudad que, por derecho propio, es capital turística de la Región de Murcia. Aparte de ser, por si usted no lo sabe, la capital legislativa de nuestra Comunidad pues, su Parlamento, se encuentra ubicado en la "trimilenaria" ciudad. Cartagena es una preciosa capital a orillas del viejo y eterno Mediterráneo por donde entró en Hispania la cultura, el comercio, las artes y las ciencias. Se dice incluso, la fe y la tradición lo aseguran, que el apóstol Santiago, desembarcó en lo que hoy es la dársena de Santa Lucía, para iniciar su labor de divulgar el cristianismo en aquellas tierras paganas. El llamado "Hijo del Trueno" o "Hijo de Zebedeo" inició por Cartagena su periplo evangelizador trayendo a estas tierras de "infieles" la palabra y ejemplo de vida de Jesús de Nazaret. 




Aparte de la tradición, la cultura, la religiosidad y la profundas raíces que tiene una de las ciudades mas antiguas de España, Cartagena, es una urbe moderna que no ha perdido un ápice de su glorioso y esplendoroso pasado. Sus calles, plazas y avenidas son un constante escenario donde la historia sale a nuestro encuentro. Una ciudad que es un museo a cielo abierto donde cualquier hora del dia es propicia para enamorarse de ella y de sus gentes. El pasado púnico, griego, cartaginés y romano, incluso los restos egipcios, se muestran en todo su esplendor ante los atónitos ojos del visitante. Y ya de tiempos mas recientes la explosión del "modernismo" que tuvo en la "trimilenaria" un alcance nacional extraordinario. Tiempos de riqueza de las minas que atesoraban sus sierras y que fueron, en su momento, el atractivo e imán para su colonización. Sin embargo fue en los albores del siglo XX cuando la ciudad "explosionó" por la riqueza del subsuelo y hasta ella llegaron grandes fortunas que explotaron los yacimientos, se asentaron en la ciudad y pugnaron entre si para construir los mas bellos y suntuosos edificios. Epoca dorada del insigne arquitecto Víctor Beltri  que tuvo en Cartagena terreno mas que abonado para levantar unas construcciones que hoy, muchos años después, se muestran majestuosas a los ojos del viajero muchos de ellos, llegados a la "trimilenaria" a bordo de modernos cruceros que han convertido a su puerto en uno de los mas transitados turisticamente del Mediterraneo 



El centro histórico, sus calles, plazas y avenidas invitan al visitante, y al nativo, a pasear por ellas para llegar siempre a orillas del viejo mar. El eje que va desde la Plaza de España al Puerto, atravesando la preciosa calle del Carmen, Puertas de Murcia y Calle Mayor, es único entre todas las ciudades mediterráneas y en cualquier época del año merece la pena disfrutar del paisaje y tambien del pasianaje. Porque el cartagenero es abierto, coloquial, amable y sobre todo un enamorado de la ciudad que le vio nacer. A nada que nos descuidemos tendremos un guía turístico que, a poco que le preguntemos por una dirección, nos dará "pelos y señales" del glorioso pasado de una ciudad única en España.  Sus playas, calas y acantilados tienen asegurado el baño tranquilo y apacible que todos buscamos en la canícula estival y si de ellas tengo que escoger una sin duda alguna me fijo en Cala Cortina, playa urbana, muy cerca del centro de la ciudad y cuyos accesos son de una belleza extraordinaria en una carretera que discurre, bordeando el mar, entre el Faro de la Curra y el de Navidad. Parajes de ensueño donde perderse junto al "Mare Nostrum"




Pero antes o después del baño siempre reparador invito al viajero a visitar templos gastronómicos donde saborear las exquisiteces de una cocina singular y única. Si de "tapeo" se trata la antigua Bodega Nicolás o la Uva Jumillana son templos donde la tapa satisface a los mas excelsos paladares. Si gusta de comer junto al mar hay que ir al "Chalé" por terrenos de la fortaleza de Navidad y faro del mismo nombre. Antiguo balneario de comienzos de siglo donde "la buena sociedad" tomaba sus baños lejos del bullicio y que hoy es un lugar donde saborear la auténtica cocina marinera que jamás se ha perdido de los fogones cartageneros. Ya en la ciudad, la Marquesita, el Pincho de Castilla, el Callejón, el Barrio de San Roque, el moderno "Alviento" o la laureada cocina de Magoga con estrellas Michelín como aval indiscutible. 


Si, definitivamente, Cartagena es una ciudad de la que sentirse orgulloso y que siempre enamora al visitante que ve como, irremediablemente, un trozo de su corazón queda prisionero entre el glorioso pasado y el espléndido presente que atesoran sus milenarios restos, mudos testigos del paso de la historia y que han ido creando un poso inigualable para convertir a la mítica Cartago en el orgullo del viejo Mediterráneo. "

 

Déjese sorprender por ella, estos días de representación de las "Guerras Púnicas" y atrévase a descubrir más de esta inigualable ciudad que, como dice la vieja habanera, es una preciosa "Flor Marina" 




Comentarios

Entradas populares de este blog

YA VIENEN LOS REYES MAGOS

MUERTE EN LA CALLE

EL HUESO DEL DÁTIL, CUENTO NAVIDEÑO